En aquella primavera de 1968, Pablo tenía todo para ser feliz. Era joven, disfrutaba de una cómoda posición económica, había demostrado ser inteligente y sabía cómo seducir con la palabra. Formaba parte de una hermandad de amigos unidos por lazos que parecían inquebrantables . Sin embargo, la infortunada iniciativa, en parte suya, de emprender una arriesgada expedición en canoa junto con sus compinches de aventuras derivará en un terrible accidente que marcará su vida para siempre.
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