Roma, 1672. Luis XIV obsequia a su amante, Marie Mancini, unos pendientes rematados por unas hermosas y enormes perlas. La joven belleza está lista para ser inmortalizada en un óleo, sin imaginar que las exuberantes perlas pertenecieron alguna vez a Crist
Newsletter
Suscribite para recibir novedades y ofertas exclusivas
Accede a tu cuenta